Mensajeros de Chile: Presentación de la MM y el Libro de el Mensaje de Silo

Presentacion MM y Libro del Mensaje de Silo en San Felipe
Hola amigas y amigos,
el miércoles pasado, 26/08, se hizo la presentación de la MM por la Paz y la No-violencia junto con el lanzamiento del libro de El Mensaje de Silo en San Felipe.
La presentación de ambas cosas conjuntamente tiene una considerable potencia, y pronto tendremos el registro en video más el contexto de los organizadores.
Por mi lado hago el avance de adjuntar el archivo de la parte que me tocó a mí: presentar el libro.
Un fuerte abrazo,
Marcos


En primer lugar quisiera agradecer a la Sociedad de Historia y Arqueología del Aconcagua, a la I. Municipalidad de San Felipe, a los amigos de Mundo sin Guerras y de El Mensaje de Silo por la organización de esta presentación y por haberme invitado a exponer. También agradezco la presencia de todos ustedes.

Esta obra, El Mensaje de Silo, consta de tres partes: el Libro, la Experiencia y el Camino.
La primera de ellas, el Libro, es conocida desde principios de los años ’70 como “La Mirada Interna”, y su propósito es transmitir una enseñanza sobre la conducta y la interioridad humana con referencia al sentido de la vida. En efecto, el interés o, incluso, la incógnita por el rumbo de nuestra existencia ha sido tema de reflexión y preocupación en la historia de la humanidad. Buscado por la filosofía, la mística, el hombre común, la ciencia, y alegorizado de diferentes maneras por el arte de todos los pueblos, ese sentido que dota a nuestra vida de coherencia, que se puede experimentar como amor y compasión en la relación con los demás, que se puede experimentar también en la superación del sufrimiento en uno y en otros, ese sentido que siempre va ligado a la vivencia de un futuro abierto, esencial, más allá de los sentidos provisionales, es la piedra angular para construir relaciones y sociedades solidarias y no violentas. Es la materia prima para cimentar una dirección mental, tanto individual como socialmente, capaz de convertirse en un estilo de vida… un estilo de vida cuya ética existencial, cuyo valor central, sea el tratar a los demás como uno quiere ser tratado… esa Regla de Oro tan antigua como universal… y siempre vigente.
Y esa substancia vital, esa coherencia conductual, va de la mano de una sensibilidad, de un sentir ligado a la búsqueda de lo Profundo en uno y fuera de uno, va de la mano de una espiritualidad que en su esencia se aleja y cuestiona de raíz el absurdo de toda forma de violencia como metodología de acción para resolver diferencias y conflictos entre personas, grupos humanos, países, etcétera. Espiritualidad que también, y paradójicamente, puede manifestarse cuando se reflexiona íntimamente sobre la siguiente afirmación del Capítulo III: “No hay sentido en la vida si todo termina con la muerte”. Es decir, si uno tiene la creencia arraigada de que luego de la muerte física no existe nada más, es muy probable que viva mentalmente en fuga de ese inexorable momento, que viva distraído o negando su propia finitud, y que muy adentro sienta que haga lo que haga en este tiempo y en este espacio, nada tendrá sentido porque todo se acabará con la desaparición física, más específicamente con la propia desaparición física.
De modo que, como decíamos anteriormente, estamos hablando de un libro cuyo propósito es una enseñanza sobre la conducta y la interioridad humana con referencia al sentido de la vida. Sentido de la vida que, en síntesis, tiene que ver con un rumbo mental y un comportamiento donde se unan los valores de la no-violencia, del trato solidario y la búsqueda de lo Profundo, de lo esencial, como un todo, como una intención querida y decidida para saltar por encima de ese sin-sentido de la vida que finalmente se traduce en escepticismo y nihilismo, y ulteriormente en violencia, en discriminación, en resentimiento, en aislamiento e incomunicación, en temores de todo tipo no asumidos y anestesiados por innumerables formas “salvadoras”, por ejemplo, el exacerbado consumismo y materialismo de hoy en día, en no saber distinguir —de tanto embotamiento con lo provisorio hipnótico— entre codicia, avidez y lo esencial; entre deseo y necesidad.
Pero es preciso señalar, además, a qué clase de “mirar interno” alude el autor. Entiendo que no hace referencia a visiones interiores ligadas a delirios, a divagaciones, a ensueños o a fantasías compensatorias vaya uno a saber de qué contradicciones o limitaciones, sino a una dirección activa de la conciencia, a una determinación, a una intención que busca significados profundos para dotar de sentido a la existencia humana y, con ello, a un crecimiento interior, a un enriquecimiento espiritual, tanto personal como socialmente hablando. Esa interna mirada, de raíz existencial, que admite el fracaso de lo ilusorio y lo considera necesario para evolucionar, es la que posibilita una búsqueda que, tal como propone el autor, ha de ser humilde para poder captar las señales puras del corazón, aquellas que puedan orientarnos hacia la experiencia de encuentro con lo verdadero, con la calma reveladora de lo esencial.

En cuanto a la segunda parte de este libro, La Experiencia, consta de ocho ceremonias concebidas para diferentes casos y situaciones de la vida personal y social. Ceremonias que, en su mayoría, aluden a dos realidades: la de la Inmortalidad y la de lo Sagrado.
Ante estos temas, a los que el Mensaje de Silo presta la mayor importancia, la gente debe tener todo el derecho para creer o no creer en ellos y toda la libertad para expresarse al respecto. Son temas de gran interés, porque según cómo una persona se emplace frente a esto, así será la orientación de su vida.
En pocas palabras, las experiencias resultantes de tales ceremonias favorecen los actos coherentes, la conducta comprensiva y solidaria, disuelven las divisiones que llevamos dentro, fortaleciendo nuestra unidad interna, y nos impulsan al crecimiento espiritual.

Por último, la tercera parte del libro, denominada El Camino, contiene 17 temas de meditación expresados en otras tantas frases. Es decir, son pensamientos concentrados, sin desarrollo, que dan lugar a que quien medita transite por su interioridad y extraiga los beneficios de estas propuestas de reflexión.
Tales temas giran en torno a la coherencia que debe existir entre el pensar, el sentir y el hacer para evitar las contradicciones, superar los temores, aprender a agradecer en nuestro interior por las alegrías experimentadas, aprender a tratar a otros como quisiéramos ser tratados. Y, sin duda, mucho más también.
Eso es todo, muchas gracias.

Marcos Pampillón
Santiago, Chile, 26.08.09